Colosseo - Fori - Palatino

Este es el corazón de la Roma imperial, donde los vestigios milenarios cuentan la grandeza y los fastos de la ciudad. Atravesada por la pintoresca Via dei Fori Imperiali, de 900 metros de largo, esta es la “fotografía” tópica de Roma en el imaginario colectivo que atrae a millones de turistas del mundo, deseosos de pasear entre los imperdibles testigos silenciosos del antiguo casco de la Ciudad Eterna. Aquí podrás hacer eterno el recuerdo de un hermoso día en la Capital, haciendo una foto original en un agradable día de sol, a la luz de la luna o reflejándote en un charco de agua de lluvia. Pasear o andar en bici por estas ruinas evocadoras es un rito habitual para los romanos -sobre todo durante los fines de semana “ecológicos”- cuando la calle se convierte en una ancha vía peatonal, una experiencia que acostumbra, como dijo Stendhal, “el alma a sentir la belleza”, para aquellos que visitan Roma o regresan.

Símbolo de la capital, el Anfiteatro Flavio fue construido a partir del 70 d.C. por el emperador Tito Flavio Vespasiano entre las colinas Palatino, Esquilino y Celio, anteriormente ocupada por el pequeño lago artificial de la Domus Aurea de Nerón. El nombre de Coliseo, el más popular, empezó a utilizarse debido a la cercanía de una colosal estatua de bronce con las facciones del controvertido emperador -el coloso- de Nerón. En la actualidad, el anfiteatro aún encabeza el récord mundial de anfiteatro más grande jamás creado por el hombre. Uno de los lugares de diversión preferidos por los antiguos romanos, el edificio estaba destinado a la munera gladiatoria, los juegos y los combates entre los gladiadores, que ejercitaban en el cercano Ludus Magnus - la palestra de los gladiadores más grande de Roma- la caza de fieras y animales exóticos (venationes), las naumaquias (combates navales) y las varias ejecuciones. Junto con el Foro romano y el Palatino, forma parte del Parque Arqueológico del Coliseo y alberga exposiciones temporales y espectáculos.

En la zona alrededor del Coliseo, se encuentra la colina Palatino, donde según la leyenda Rómulo mató a su hermano Remo y fundó la ciudad, convirtiéndose en el primer rey de Roma. Aquí se conservan los restos del núcleo más antiguo de Roma, que se remontan a la Edad del Hierro. Entre los siglos II y I a.C. se convirtió en el barrio residencial de la aristocracia romana, como lo atestiguan los restos de las elegantes mansiones patricias y, luego, sede de numerosos palacios imperiales, como la Domus Tiberiana, la Domus Transitoria, la Domus Aurea, la Domus Flavia.
En el Palatino se ubican varias iglesias, construidas en los siglos sucesivos, como la encantadora Santa Francesca Romana, San Teodoro, iglesia griega ortodoxa, la elegante San Sebastiano Martire, y San Bonaventura, una de las iglesias más solicitadas para celebrar los matrimonios.

Centro de la vida publica durante más de un milenio, el Foro Romano era la sede comercial, cívica y administrativa de la antigua ciudad. A lo largo de los siglos, se construyeron edificios políticos, religiosos y comerciales, seguidos de basílicas y templos civiles, arcos y monumentos de los grandes emperadores. La más imponente, en orden de tiempo, es la Basílica en la Velia realizada en la antigüedad tardía por el emperador Majencio, donde, incluso hoy en día, tienen lugar prestigiosos eventos culturales. Después del siglo VII, la zona fue enterrada y transformada en pasto, conocido como Campo Vaccino, aunque parte de los monumentos se convirtieron en edificios de culto católico: Sant’Adriano (Curia Iulia), San Lorenzo de’ Speziali in Miranda (antiguo templo de Antonino y Faustina); los Santos Cosme y Damián (Templo de Rómulo), Santa Maria Nova (una de las celdas del Templo de Venus y Roma) . En el siglo XVI, en la antigua cárcel Tullianum, conocida como Carcere Mamertino, se erigió la iglesia de San Giuseppe dei Falegnami y, en el siglo siguiente, sobre los restos del Secretarium Senatus se reconstruyó la iglesia de los Santos Luca y Martina.

Estamos al final del periodo republicano; Roma es la capital de un importante imperio y el Foro Romano es insuficiente para las necesidades administrativas de la ciudad. Con Julio César comienza una expansión de la zona seguida de la construcción de los majestuosos Foros Imperiales, construidos a lo largo del tiempo por varios imperadores: al Foro de César le sigue el Foro de Augusto, el Foro Transitorio o Nerva y el grandioso Foro de Trajano con los edificios que albergaban almacenes, tiendas y oficinas. Dentro de los mercados contiguos de Trajano se encuentra el Museo de los Foros Imperiales, el primer museo de arquitectura antigua.

A principios de los años treinta, en plena época fascista, la zona arqueológica fue dividida para dar lugar a la amplia Via del Imperio, la actual Via dei Fori Imperiali, una espaciosa línea recta entre la Piazza Venezia y el Coliseo, destinada a desfiles militares.