Museo atelier Canova Tadolini

Con el apodo de "nuevo Fidia" gracias a la maestría en hacer renacer el concepto de belleza clásica mediante la elaboración de mármol, Antonio Canova, durante el año 1818 alcanza la cima de su prestigio y celebridad. El artista que se trasladó a Roma a una edad temprana y donde realizó varias de sus obras magistrales (por ejemplo, "Paolina Borghese como Venus Victrix" en la Galleria Borghese), el mes de Enero de ese mismo año suscribe un acuerdo con el que garantizaba el alquiler de su "estudio al servicio de la cultura" a su discípulo Adamo Tadolini, con el que estableció una estrecha relación de trabajo, hasta el punto de autorizarle a copiar varias de sus obras más importantes. 

Situados en la esquina de la Vía del Babuino y la Vía dei Greci, una area muy artística de Roma, estos espacios ya fueron utilizados antes por el propio Canova, quien había realizado en ellos numerosos cometidos. A partir desde 1818 y hasta finales de la década de 1960, el estudio permaneció en posesión de la familia Tadolini y se transmitió de padre a hijo el talento para la escultura. Adamo, Giulio, Scipione y Enrico realizaron más de 500 obras en total, al mismo tiempo para Italia y para ciudades europeas, americanas y asiáticas. 

El atelier, que posteriormente fue absorbido por la Galleria Antiquaria Benucci, reabrió al público en 2003 como un restaurante-café integrado en un museo, con mesas situadas entre los bustos de los papas, alas de arcángeles, y estatuas de reyes, de santos y de dioses paganos. La colección del estudio consta de unas 400 obras, entre ellas bocetos, modelos preparatorios, esculturas de mármol y bronce, ejercicios anatómicos, herramientas de trabajo y documentos: el patrimonio ha sido certificado por el Estado italiano y no se puede vender ni transferir. El ambiente original y codiciado del atelier ha sido realzado por una minuciosa restauración, que ha conservado los colores, materiales y estructuras, así como la yuxtaposición arbitraria de las obras. De hecho, la colección no sigue un criterio de catalogación, pero en su fascinante desorden ofrece a los visitantes y clientes la oportunidad de contemplar más de dos siglos de escultura, que van desde la excelencia neoclásica hasta el intimismo burgués del siglo XX.

Foto: Museo Canova Tadolini perfil Facebook