Monumento a Giuseppe Garibaldi al Gianicolo

Desde hace más de cien años, Giuseppe Garibaldi vigila con buen humor Roma desde el punto más alto de la Colina del Janículo, desde donde disfruta merecidamente de una de las vistas más sugestivas de la ciudad por cuya libertad luchó con tanto ahínco.

El nacimiento de un símbolo de libertad

En 1883, un año después de su muerte en Caprera, el 2 de junio de 1882, el Parlamento decidió dedicarle un monumento para celebrar su espíritu libertario y sus valientes batallas. El 14 de noviembre, se convocó un concurso para seleccionar el diseño de una obra escultórica consistente en un majestuoso pedestal coronado por una estatua de bronce de Garibaldi, de pie o a caballo, para su colocación en el jardín de San Pietro in Montorio. De los 37 bocetos expuestos en el recién inaugurado Palazzo delle Esposizioni, el jurado, compuesto por Monteverde, Boito, Rosa y Morelli, varios parlamentarios y el entonces primer ministro, Agostino Depretis, eligió el diseño de Emilio Gallori. La única petición que se le hizo al artista fue que las esculturas que bordearían los cuatro lados del monumento tuvieran mayor vivacidad y dinamismo, ya que se consideraban demasiado estáticas y frías. En 1885, Gallori presentó el nuevo proyecto y la propuesta de ubicar el monumento en la cima de la colina del Trastevere, la cúspide del nuevo paseo y un lugar más adecuado para albergar la efigie de la imponente figura del líder y patriota italiano. El terreno fue otorgado el 15 de mayo de 1892 y la primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1895, en presencia de la familia real.

El monumento a Giuseppe Garibaldi fue inaugurado con gran pompa el 20 de septiembre de 1895, durante las celebraciones por el 25 aniversario de la liberación de Roma, en presencia de Umberto I y Margherita de Savoia, del primer ministro, Francesco Crispi, del alcalde de la capital de Italia, Emanuele Ruspoli, así como de algunos veteranos del ejército de Garibaldi y aproximadamente 60.000 personas.

Un homenaje a la grandeza en bronce y granito

Sereno, a lomos de su caballo, el Héroe de los Dos Mundos luce el icónico gorro húngaro y el poncho americano adoptado en las guerras de Montevideo, y se yergue sobre un gran pedestal de granito de Baveno en cuya base están esculpidos la Loba de Roma, el León de Caprera y un friso con armas utilizadas en la antigua Roma así como cuatro bajorrelieves –el Desembarco de Marsala, la Resistencia de Boiada, la Defensa de Roma de 1849 y la Libertad – rematados por cuatro grupos escultóricos en bronce que representan: en los lados largos, las alegorías de Europa (con la Historia y el Genio) y de América (con la Industria y el Comercio); En los lados cortos, los bersaglieri de Luciano Manara defendiendo Roma en la batalla de 1849 y los combatientes de Calatafimi en 1860. En el lado izquierdo del pedestal está la famosa frase ROMA O MUERTE, pronunciada por Garibaldi durante el discurso pronunciado durante la concentración de las camisas rojas en Marsala, el 19 de julio de 1862.

Curiosidades

Entre los bocetos, el de Ximenes-Guidini representaba al héroe ascendiendo sobre una pirámide. Fue rechazado.

El monumento fue restaurado por la Superintendencia Capitolina en 1990 y mantenido en 2011, con motivo del 150.º aniversario de la Unificación Italiana. Por lo tanto, se mantuvo en buen estado hasta la noche del 6 al 7 de septiembre de 2018, cuando el bajorrelieve que representaba al León de Caprera fue alcanzado repentinamente por un rayo, que le causó muy graves daños  La obra había sido objeto de otros dos sucesos similares - en septiembre de 1944 y julio de 1963 -, probablemente debido a su posición dominante. Tras este último suceso, el monumento fue restaurado de nuevo en 2022 con la instalación de un pararrayos basado en el principio de una jaula de Faraday.

Foto: Turismo Roma

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