Iglesia de Santa Maria in Vallicella (Iglesia Nueva) y estancias de San Filippo Neri

En 1548, Felipe Neri fundió la Cofradía de los Peregrinos y Convalecientes, para ocuparse de los peregrinos necesitados que llegaban en Roma. 

En reconocimiento de su preciosa obra de ayuda, Gregorio XIII donó a la Cofradía la iglesia de Nuestra Señora del Valle Pequeño, que debe su nombre por la presencia de un desnivel, ya ducumentada  desde el siglo XII.

La reconstrucción de la iglesia (por eso llamada  Iglesia Nueva), empezada en 1575 por Mateo Bartolini de Ciudad de Castillo, siguió en 1583 con Martino Longhi el Viejo. La fachada, concluida en 1605, presenta dos órdenes separados de lesenas corintias. En la parte inferior, se abre el portal central, flanqueado por dos portales más pequeños. En el orden superior se encuentra una ventana  balaustrada de tres columnas donde se apoya un timpano curvado. A los dos lados hay dos nichos con estatuas de San Jerónimo y San Gregorio Magno.

El interior de la iglesia,formado por tres naves, fue decorado después de la muerte del Santo: Pedro da Cortona pintó la bóveda con el Milagro de la Virgen, la cúpula con el Triunfo de la Trinidad y el ábside con la Asunción con los Santos.

El altar es pintado al fresco con La Virgen y el Niño adorados por los Angeles, obra maestra de Rubens, autor también de las dos pinturas laterales representantes los Santos Gregorio Magno, Mauro y Papia y los Santos Domitila, Nereo y Aquileo. A la izquierda del altar, se encuentra la maravillosa Capilla de San Felipe Neri, donde descansan los restos del apóstol de Roma, afectuosamente recordado como “Felipe el bueno”.

Al lado de la iglesia se encuentra el Oratorio de los Filipinos, obra de arte barroca, realizada por el genio de Borromini que en 1637 fue encargado por la Congregación de San Felipe Neri. Entre 1637 y 1643, el arquitecto realizó la fachada ligeramente concava, enteramente de ladrillos,   la bóveda llana y los juegos de perspectiva en su interior. 

El interior del Oratorio, que hoy se llama Sala Borromini y utilizado como  sede de conferencias, está separado por pilares de capitel jónico y por un segundo orden de pilares más pequeños; a los lados cortos hay dos logias. Al segundo piso del Oratorio se encuentra la Biblioteca Vallicelliana.

Las estancias de San Felipe Neri

Pasando por una puerta lateral del transepto se accede al pasillo donde se asoman las entradas de la sacristía y de las habitaciones privadas de San Felipe Neri, entre ellas la Habitación Roja y la Capilla interior en la planta baja.

La Habitación Roja contiene las reliquias y los recuerdos del Santo, como el esplendido estendarte realizado en ocasión de su canonización. La bóveda tiene un importante fresco que describe un episodio de la vida de Felipe, salvado por un intervento milagroso de la Virgen.

La Capilla interior es una prolongación natural del ábside de la Capilla del Santo en la iglesia.

En el altar se puede admirar un intenso retrato de San Felipe Neri en oración, atribuido a Guercino. Una escalera de caracol lleva a las habitaciones superiores de San Felipe, que reproducen las originales, situadas en la otra sección del complejo, en parte destruidas por el encendio, en parte demolidas. La primera habitación  es la capilla, sobre su altar está colocado el maravilloso cuadro original de Guido Reni que representa “El santo de rodillas en frente a la Virgen”  su copia se encuentra en la Capilla del Santo dentro de la iglesia.

En  los armarios están conservados,  junto a las reliquias, el confesionario del santo y su cama. Cerca de la capilla hay el Oratorio privado de san Felipe, integramente transportado de su antigua casa.

A diferencias de las otras habitaciones de santos existentes en Roma, la de San Felipe ha sido reconstruida y conservada en su pobreza original. Las paredes ennegrecidas por el tiempo, el suelo desgastado, el altar ordinario de madera y el techo de tablillas siempre de madera, a pesar de los necesarios interventos de restauración, han conservado su aspecto original y primitivo.