Algunas iglesias de Roma están adornadas con decoraciones llamadas “cosmatescas”, por el nombre de algunas familias de geniales artesanos que, en los siglos XII y XIII, utilizaron su técnica artesanal para crear una serie de extraordinarias composiciones, repartidas por las iglesias de la ciudad. Santa Maria in Aracoeli, San Lorenzo fuori le Mura, San Clemente, Santa Maria in Cosmedin y Santa Maria in Trastevere son algunos de los lugares donde se puede admirar su arte.
Los Cosmati, el patronímico se asumió por la frecuencia del nombre Cosma, en sus talleres se transmitían de generación en generación los secretos del mosaico y de sus aplicaciones más imaginativas en los suelos, en los claustros y en las decoraciones de las iglesias.
El encanto de las decoraciones cosmatescas debe mucho a los materiales utilizados, especialmente el cristal coloreado – rojo, verde, amarillo, azul – y también la cerámica y el oro; materiales que, a la luz del sol y de las velas, se animan con resplandores caleidoscópicos.
Para los pavimentos, los Cosmati utilizaban mucho el pórfido rojo y verde. El mármol procedía de las columnas de edad clásica, cortadas para obtener círculos y cuadrados. Por tanto, estas figuras geométricas se colocaban en el suelo dentro de un marco de mármol blanco que, a su vez, contenía triángulos, estrellas, rombos y círculos formados con teselas de mármol polícromo.